El contenido del símbolo es potencialmente rico en normas tendientes a dirigir la conducta, debido a que es decantación de experiencias.
En el símbolo Interesa más lo conceptual que su vestidura superficial. Su figura manifiesta no es más que el vehículo para la comunicación colectiva de una actitud vital que no siempre logra trasmitirse de modo explícito.
El símbolo es el principio de traducción que coopera en la “comprensión y asimiento de la regla”.
Como herramienta de pensar, acumular y transferir, escapa a la privacidad de cualquier método de examen: los integra todos, pero el símbolo no llega a todos los hombres; únicamente a aquellos que disponen de los instrumentos que permiten ahondar Inteligentemente en las afinidades y relaciones que se entrecruzan en la Creación.
Hay como un hilo secreto para adentrarse en el lenguaje hermético de los símbolos, que sobrepasa el mero conocimiento, la simple penetración.
Para entrar derechamente en el símbolo hace falta el corazón que favorece la práctica de la fraternidad.
La palabra que nace del corazón y llega al corazón comunica realmente.